sábado, 1 de marzo de 2008

viernes, 29 de febrero de 2008

El más acá.

¿Por qué nunca me dijiste que me amabas? ¿Acaso yo no lo hice contigo? Ahora estoy delante de ti sin nada decir, sin poder pensar en algo. Siento esta escarcha posada sobre mis mejillas. Te amo, te amé, te amaré. Llenaste mis días de alegría, ¿yo llené los tuyos?, no lo sabré. Dime que haré, ¿cómo sabré lo que sentías por mí? Te amé desde que llegaste a nuestras vidas, mas ahora estoy delante de ti, con mi mejor traje y mis pies sobre este manto blanco. Mi alma se ha congelado; mis palabras han cesado; mi corazón despedazado. Esta será la última vez que te veré. Ya te extraño. Eres mi orgullo, mi alegría. …Serás mi ángel. Estas ahí cual tesoro guardado y te ocultaremos para no descubrirte jamás. Acaricio tu rostro, beso tu frente, y me despido para siempre

Escrito por: Marilú Chavarría A.

jueves, 28 de febrero de 2008

La guillotina.




Daniel tenía la cabeza en la guillotina. Sintió el sudor correr por su frente. Mientras tanto recordó el tiempo que su madre lleva en el manicomio. Estaba en el anticuario, herencia de su padre. A pesar de todo sentía miedo, pero era algo que tenía que hacer para estar en paz; ya que los recuerdos le atormentaban. Por donde sus ojos miraran venían recordaciones a su mente; memorias que no le gustaban. Él, aún tan joven, lo único que deseaba era terminar con su vida. Desde mucho tiempo atrás, lo estuvo planeando. Pensó en muchas formas, pero miró la guillotina colgada de la pared.

-¿Porqué no ayudé a mi novia cuando vi que mi padre la violó hasta matarla?

Su mundo era obscuro y aún más sus pensamientos... Pero en todo eso había una razón por la cual vivir y quería luchar por ella. Sin embargo, no se percató que la puerta del anticuario estaba abierta, un cliente entró. La cuerda se rompió y su cabeza rodó.