jueves, 27 de marzo de 2008

Sin marcha atrás.


Llegaste en una noche como las que a mí me gustan: lluviosa, neblinosa y fría. Al verte sentí miedo.

-Es tu hora -dijiste-. Llegó el momento por el cual has esperado años. Hoy estaba sentado cuando te vi desde abajo. Ahora estás en tu baño, y tienes contigo un lápiz, una hoja y una pistola. A tus padres les dejaste ya una carta.

“No pienses que no te conozco. Te he observado: Una tarde cruzaste la calle y no miraste a los lados con la intención de ser atropellado. Él trata de detenerte, sé que pone en ti esperanzas para vivir, pero más grandes son tu dolor y tus rencores. Crees que quitándote la vida tu sufrimiento terminaría, pero tu tormento aumentará. Me perteneces y ya no hay marcha atrás, porque a mí me dejaste tu alma.



Escrito po: Marilú Chavarría A.

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