jueves, 27 de marzo de 2008
Tortura.
Te diré esto una sola vez, te haré que grites de dolor, te haré suplicar piedad. Te comeré las entrañas len-ta-men-te. Te tortuaré de la manera más cruel que existe. ¿Qué tenga piedad de ti? ¿tú la tuviste por mi? ¡No! así que no me digas que yo la tenga por ti. Te arrancaré las uñas; tanto la de las manos como la de los pies, haré una obra de arte en tu rostro. ¡Jajajaj! ¡Cómo me divertiré! No llores, no me digas nada; ya que nada me detendrá. De tu boca salen las palabras más sucias que se han escuchado, ¿y son para mi? ¿acaso crees que eso me importa? Tus palabras son sólo eso: palabras. Mira como la sangre corre por el lugar. Te estas muriendo lentamente. ¡No te imaginas como disfruto el torturarte! ¡Lo disfruto más que nada en la vida! Nunca nadie antes te había hecho esto, ¿verdad? Será algo que podrás olvidar y yo tampoco. No me importa condenarme por la eternidad; ya que siempre he sabido que es mi destino. ¡Te dije que me suplicarías piedad, ¿te acuerdas? ¿crees que esta dando resultado? Pues te equivocas. Te queda poco aliento de vida... Es extraño que este disfrutando todo esto, ¿verdad? ¿Qué si soy sádico? Pues no lo sé. Sólo sé que me da placer. Tu cuerpo no pudo más, ¿y ahora que haré con él? ...
Escrito por: Marilú Chavarría A.
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